Para hacer la punción nos
mandaron ir en ayunas a eso de las 9.30. Muy bien, así no madrugamos tanto y como
a mi lo de ayunar no me importa, me puedo pasar horas y horas sin comer.
Estaba nerviosísima, como un
autentico flan. Mis dos punciones anteriores habían sido con sedación parcial, como con una leve borracherilla. Ya
comente una vez que en la segunda fiv todavía no tenia la vía cogida y el médico
ya me estaba hurgando en los bajos... Esta vez tenia sedación total, es decir,
que te duermen del todo. Todo el mundo me decía que seria mucho mejor, que no
me iba a enterar de nada, que estaría tranquilísima. Pero a mi en realidad eso
me ponía mucho más nerviosa. Prefiero ser conciente de lo que pasa a mi
alrededor, o lo prefería...ahora ya no pienso igual.
Nos llevaron a una habitación
tipo hotel. Os juro que he estado en hoteles majitos muchísimo peores que esa habitación.
Todo madera nueva, baño amplio... una maravilla. No vamos a entrar en comparar
en el sótano húmedo y frío donde tenia que esperar en la SS.
Me vino a recoger una enfermera
conocida de mi madre, que siempre estuvo a mi lado y que es muy simpática. Tener
alguien "conocido" cerca me animaba.
Entre en quirófano y yo ya me
puse como una moto. Me pusieron el aparato de las pulsaciones y no hacia más
que pipipipipipipi. Tanto que hasta la doctora decidió quitármelo y ponérmelo
ya al dormirme. ¡Os juro que yo ví que iba a mas de 200! ¡Como una moto! Pero
no me dio tiempo a ponerme más nerviosa, porque fue un visto y no visto. De
golpe estaba robadísima. Y de golpe otra vez despierta y de camino a la habitación.
Esta vez se notaba mucho más el
efecto de la sedación profunda. La boca me sabia a metal, y aunque no tenia
ganas de vomitar, tenia el estomago revuelto.
Me dieron de desayunar, muy cutre:
unas galletitas y un yogur. En la SS me daban mucho mejor.
Al cabo de unas horas, no se si
por protocolo o porque se olvidaron de nosotros, nos dieron el alta y nos dijeron
que teníamos unos 24 ovocitos en marcha.
Yo tenia un cúmulo de sensaciones
contrariadas, 24 parece buen número, pero mis antecedentes demuestran lo contrario,
mucho óvulo pero malo.
Al día siguiente nos llamarían
para darnos más noticias sobre la evolución de los embriones. Ya solo cabía
esperar.
Nuestra esperanza era que uno
llegara al lunes (siendo este día 5). Con eso nos conformábamos. Tener la
posibilidad de hacer transferencia. Nos daba mucho miedo que no funcionara y
nos quedáramos sin dar el gran salto. No teníamos grandes esperanzas, aunque si
grandes números.
A la mañana siguiente me llamaron
pronto para comunicarnos que de los 24 óvulos 4 no eran maduros y uno se había
roto. El resto se habían fecundado todos. 19 en total. Todos con la técnica de
ICSI, mucho más efectiva, claro.
Seguíamos animados, aunque
precavidos. Siempre teníamos buenos números al principio y luego... se
desmoronaba todo. Aun así, empezamos a hacernos ilusiones, ¡quizá quedara
alguno para congelar y todo!
El sábado tardaron la vida en
llamarnos. Toda la mañana pegada al teléfono y no sonaba. Si para las tres no
llamaban, lo haría yo. Justo, 14.30 sonó el teléfono.
La embrióloga nos dijo que seguían
todos adelante. ¡19 de 19! Increíble. No nos lo creíamos. Había 4 que eran
perfectos y que el resto tenia muy buena pinta.
No nos lo creíamos. Era día 3 y
estaban todos. La prueba de fuego seria el lunes.
Creyendo que me volverían a
llamar tarde, decidí apartarme un rato del teléfono el lunes. Casualidades
llamaron pronto y no respondí... suerte que llamaron a Don Gato y el estuvo más
atento que yo.
A día 5 congelaron 6 embriones que
en principio tenían una pinta estupenda. Mencionar que a partir del día 3 ya no
existen calidades (A,B,C,D), si no que se tienen en cuenta otras puntos.
Yo estaba que no me lo creía ¡6
embriones de 5 días! Además buenísimos. Dijeron que el resto aun sobrevivía y
que los dejarían un día más para observarlos y ver si alguno más servia para
congelar.
Me flipaba saber que de 19
embriones a día 5 sobrevivían todos. Quizá muchos no sirvieran para nada, pero
seguían vivos. Hasta ahora siempre se paraban.
Al día siguiente volvieron a
llamar. Habían congelado otros 5.
11 embriones. 11 balas. 11
oportunidades.
Era increíble. ¡Nosotros pensando
que con uno nos dábamos con un canto en los dientes!
Estábamos en una nube.
Deseando recuperarme cuanto antes
y hacer la trasferencia ya.
Estábamos en racha y no la quería
perder.
Tabla de mis campeones