25 oct 2015

Eco



Después de nuestra beta positiva nos dieron cita para la primera eco 12 días más tarde.
Seguíamos de vacaciones así que teníamos tiempo para pasear y esta la mar de tranquilos. Estábamos feliz, aun que yo seguía estando muy cautelosa. Don Gato decía que estaba 70-30: es decir, 70% confiado y 30% acojonado. Yo, en cambio, estaba al revés: 30-70.
Los días pasaron y llegamos a la primera eco. Sabia que la probabilidad de escuchar el corazón era minima, ya que esta de 5+6, pero tenia esperanzas. Aun así, con ver embrión y bolsa me valía.
Y así fue. En cuanto la doctora me vio con el ecógrafo exclamo: - ¡Estas embarazadísima! y respire tranquila un poco más tranquila. No oímos latido, pero nos dijo que era normal, que aun era pronto, pero que el corazón latiendo se le veía.

Empezaba a creérmelo un poco. En ningún momento sentía ningún síntoma de nada. Ni vómitos ni nada. Estaba la mar de tranquila.
Tenia mucha obsesión con la comida y las enfermedades. Me empecé a dar cuenta que no podría comer jamón ibérico en un montón de meses, o algunos quesos, o que ir de pintxos por mi ciudad se hacia un vía crucis por miedo...

A los diez días me volvió a dar cita. Cuando has pasado por todo esto los miedos son una base muy fuerte. Todo el mundo te dice que no te obsesiones, que va a salir bien, y que no hace falta ir cada semana a hacer una eco; y yo les digo; ¡JA! Cunado te ha costado Dios y ayuda llegar hasta aquí quieres saber en todo momento si la cosa marcha bien. Sobre todo las primeras semanas que son claves. No tenia intención de faltar a una eco cada máximo 10 días hasta la semana 12.

Volvimos a la eco y yo tenia la esperanza de escuchar ya el corazón. Estaba de justo 7 semanas y ya era factible escucharlo. Pero tampoco hubo suerte. La doctora dijo que era la posición que tenia, y la verdad que le puso ímpetu en oírlo, pero después de minutos decidimos desistir. Eso si, el movimiento se veía perfectamente. Hay estaba haciendo pum-pum. Por lo cual salimos de allí con un sabor agridulce. Dulce porque todo iba bien, mi vikinguito latía, aunque no le oyésemos. Y agrio porque después de un millón de ecos por todo el proceso, quieres que llege ese día en el que te sientes en el potro ese de tortura y por una vez oigas el latido de tu bichito.

Ella me insistió que todo esta bien, y que si me quedaba mas tranquila pasara 3 días más tarde y así oírlo, pero le dije que no, que podría esperar una semana.

Así que una semana más tarde, un viernes a primera hora, fuimos otra vez con la feliz intención de esta vez si oírle su corazón.

Pero no fue así.

Me senté en el potro y cuando metió el ecógrafo y no dijo nada lo supe: algo no iba bien. Se había parado. Nuestro vikinguito se paro.
Y de repente el mundo se para. No puede ser. ¿Todavía estas durmiendo? ¿Puedo volver atrás en el tiempo?

Y así, de golpe, en una mañana en principio tranquila y feliz, nuestro sueño se volvió a esfumar, desapareció. Todo fue un sueño del que había que despertase.

Nos mandaron al hospital para valorar la mejor opción para el aborto. En todo lo malo hay algo positivo. Mi madre trabaja en ele hospital de mi ciudad de enfermera, justo en ginecología, por lo cual me fui directamente allí. Me recibieron con los brazos abiertos y por suerte todo fue en un momento.

Pero creo que esto lo dejare para la próxima entrada.


13 oct 2015

Beta-espera y resultado



La betaespera fue la mar de tranquila. Me volví al pueblo con mi familia, tranquilamente, con buen tiempo y relajada total. En esta espera no hicimos reposo total ni nada. Desde el primer día decidimos dar paseitos.
Leí que el útero tiene que tener un buen flujo para la implantación, y como ya solo me quedaba la opción del paseito o dar dos volteretas con pino puente, optamos por menos descanso y más movimiento.
También quería una beta tranquila de síntomas. Solo me pondrían más nerviosa. Aunque la ausencia de ellos tampoco me gusto mucho.

Lo bueno era que la beta la tenia a los nueve días post transferencia. La más corta de mi larga vida de infértil, ya que siempre tenia que esperar 14 días para poder hacerlo como mínimo. También decir que en el resto de los tratamientos mi regla siempre ha sido muy puntual (será lo único bueno que tiene...) y siempre me ha bajado la regla a 10 días post transfer.

6 días post transferencia fui a ponerme las estupendas y maravillosas pastillas de progesterona (modo ironía ON) y vi una pequeña mancha en el salva slip.

De repente todos los miedos volvieron. Las piernas me temblaban, no sabia si era una mancha, la propia progesterona o volvía a manchar como en el bioquímico. No quería ni que fuera implantación. No quería ni una mancha. Todos los miedos volvieron... vaya disgusto me lleve ese día. Si os digo la verdad, lo daba todo por perdido. Fue un gran palo.

No volví a manchar, y eso me animo un poco. Tenia muchos gases ( gracias amiga progesterona), pero no síntomas de regla ni nada, así que respire hondo y espere que solo fuera un susto. A día de hoy no se si seria implantación o mi imaginación, pero vaya susto me lleve.
La beta era pronto, para eso de las 9.30. Al ser agosto no había mucha gente y entre rápido. El corazón me iba a mil. Pensé que se me saldría por la boca... cuando ya me sacaron la sangre conseguí relajarme un poco, como cuando ya has decidido algo y no hay vuelta atrás.
Solo esperaba que no tardaran mucho en llamarme.
Cogimos el coche nos fuimos desayunar (Don Gato desayuno, yo no podía ni beber...) y cuando nos montamos en el coche sonó el teléfono. No había pasado ni una hora... Que nervios...
Y entonces o dijo:

-Enhorabuena, estas embarazada. Tu beta es de 186. Es un buen valor, por lo cual no repetimos. Nos vemos en la eco.

No me lo podía creer... ¿Realmente había oído bien? ¿Realmente estaba embarazada? ¿podría salir bien? Esta vez tenia que ser la nuestra. Si era un embrión tan bueno se tendría que quedar conmigo nueve meses. Había mejorado mucho la calidad, y se suponía que eso era lo que fallaba, ¿no? Esta vez tenia que ser la nuestra...

Pero quien ha vivido este camino sabe a la perfección el miedo que nos vienen con la beta positiva.

El embarazo de una mujer fértil comienza cuando en un test lee que esta embarazada, pero en nuestro caso es mucho antes. Este embarazo empezó en abril, con todas las pastillas, la posterior punción, la espera...

Alguien que no ha pasado por un tratamiento o una perdida no ha experimentado los sentimientos encontrados al saber ese positivo: lo primero la felicidad por que ese quedo contigo, pero luego el miedo a que no dure.

Y así estaba yo : la mar de contenta por mi positivo, pero siempre intentado poner los pies en el suelo. Nunca sabes que pasara en la siguiente prueba.

Pero que difícil es tener los pies en el suelo cuando llevas tanto esperando. Haces tus planes, calculas fechas, vacaciones y bajas... mientras te repites: bueno, siempre que salga bien...

Así que hay tenia a mi vikingo conmigo, y eso solo ya me hacia feliz.


4 oct 2015

Transferencia



Una semana después de la punción tenia cita para ver cual seria nuestro siguiente paso.

El doctor que me vio el día de la punción (que no era nuestra habitual) nos dijo que el día que comenzara la regla empezara a tomar las anticonceptivas.

A los 6 días me bajo, y como nos comento, empecé con ellas.

Dos días más tarde tuve el control con mi doctora. Me hizo una eco y me dijo que estaba divina. Mis ovarios se habían recuperado estupendamente después de la estimulación, y que podíamos empezar con la preparación para la transferencia cuando quisiéramos. Le dije que el doctor me dijo lo de las pastillas y decidimos que ya que habíamos empezado, ya la tomara otros 10 días. Ella cogía vacaciones 3 semanas, por lo cual el control de como aumentaba mi endometrio lo llevaría otra doctora. Lo que si decidimos es que seria en ciclo natural, es decir, si todos los análisis salían bien no tomaría más medicamento que el Ovitrelle para cerciorarnos la ovulación antes de la trasferencia. En otros de mis tratamientos había usado Meriestra (medicamento usado normalmente para engrosar el endometrio) y nunca conseguía que hiera su trabajo. Así que, esa opción la descarte desde el principio.

En ciclo natural te controlan a través de ecos como engrosa tu endometrio y calculan cuando será tu ovulación. Hay que ir más a la clínica, pero como yo estaba de vacaciones, eso no me preocupaba.

Nos marchamos en busca del sol y el relax hasta que me llegara la regla y así estar la mar de tranquila antes de nuestra transfer.

Cuando me bajo la regla llame a la clínica y me dieron cita para 12 días más tarde.

Cuando fui me miró una doctora más seca que la nuestra habitual y en 5 minutos habíamos hecho la cita. Mi endometrio estaba fino todavía; 5.5 y tenia un folículo en el ovario derecho de 13.5. Me dijo que íbamos con tiempo.

En un principio me dio cita para dos días mas tarde, pero viendo los resultados de los análisis (estradiol y progesterona) retraso un día más la cita. Yo salí con un poco de miedo. Y si era mi endometrio el que no crecía y no era problema de la medicación anterior... Me parecía que ya debería estar mas gordito para esa época. Pero bueno, solo quedaba esperar.

A los tres días era otra la doctora que me vio. Está también bastante sosita. No me estaba haciendo mucha gracia tanto cambio de medico, pero no podía hacer nada. Yo había decido hacer la transfer aun sin mi doctora.

Cuando me hico la eco creo que se sorprendió bastante con el resultado. ¡Mi endometrio estaba a 11!¡ Si es que me disparo de un día para otro! Así que ya no habría más controles. En dos días me pinchaba el Ovitrelle y el 3 de agosto haría mi transferencia.



Antes de ir a consulta teníamos muchas dudas sobre cuantos embriones trasferiríamos. Yo quería que fueran dos, así asegurarme que alguno llegase a termino.

También era una idea sentimental: después de tantos años luchando y buscando, para este tiempo quería tener ya dos hij@s, si todo hubiera sido "normal". Pero no había podido ser, y aunque soy totalmente conciente de los riegos de una doble transferencia (el que un embrión parado arrastre al otro, la prematuridad en embarazos múltiples...) y la posterior dificultad a ser dos, también era una forma de asegurar que no seria hij@ único. Con toda esta lucha a la espalda, nunca sabes si cuando intentes tener un segundo hij@ podrás.

Don Gato por lo contrario era partidario de solo un embrión. Él es mucho más práctico que yo.

Así que decidimos que haríamos lo que la doctora nos recomendara, sin más discusión.

Y viendo mi edad, la calidad de los embriones etc, me recomendó directamente y sin dilaciones uno solo. La probabilidad de embarazo eran muy altas, y las de embarazo múltiple más, por lo cual, con uno nos quedamos.

El día 3 de agosto, un día después de mi cumpleaños, nos preparamos para la transferencia.



Como estábamos de vacaciones, estábamos en el pueblo y decidimos despertarnos con tranquilidad y dirigirnos hacia nuestra casa.

Nos comentaron que nos llamarían a la mañana para darnos la hora de la transferencia, ya que dependía del quirófano y las punciones de la mañana,

A las 12 todavía no nos había llamado y yo ya subida por las paredes... así que para las 12.30 ya no me aguante mas y llame. Tendría la transfer a las 15.30.

¡Que nervios! Fuimos a comer por ahí y nos dirigimos a la clínica con tiempo y la botella de agua.



Soy una meona increíble. De normalmente un montón y cuando estoy nerviosa más. Así que imaginaros...

Como ya son muchas las veces que me he visto en la situación, voy bebiendo poco a poco. Pero nos cogen tarde, y yo ya estoy bastante llena... En la publica muchas veces acababa haciendo "trampas". Como me hacían esperar tanto, la enfermera me solía dejar mear unas gotitas y cortar, y como la experiencia da un grado, si no aguanto, lo hago. Pero decidí que aguantaría 5 minutos más y justo me llamaron ara entrar.

Hay estaba mi doctora sonriente y morena esperándome. Era la primera vez que mi Don Gato podía entrar conmigo y esta emocionada.

Me hico la eco en la vejiga y casi me muero... ¡Como me meaba!



Me enseñaron a mi campeón a través de una televisión y me lo pusieron.

¡ Que emoción! habían sido muchos meses de preparación para ese momento... No me lo creía. Tenia tantas esperanzas puestas en esa pequeña célula.



Le pusimos el sobre nombre de Viky el Vikingo, ya que era un campeón que venia del frío. Desde ese día nos hicimos fans de los Vikings de Minesotta y su canción de guerra fue nuestro nuevo himno.

En ese momento comenzamos la beta espera más corta hasta el momento: en nueve días sabríamos si todo lo sufrido había valido la pena.

¡ Arriba los Vikings!