La betaespera fue la mar de
tranquila. Me volví al pueblo con mi familia, tranquilamente, con buen tiempo y
relajada total. En esta espera no hicimos reposo total ni nada. Desde el primer
día decidimos dar paseitos.
Leí que el útero tiene que tener
un buen flujo para la implantación, y como ya solo me quedaba la opción del
paseito o dar dos volteretas con pino puente, optamos por menos descanso y más movimiento.
También quería una beta tranquila
de síntomas. Solo me pondrían más nerviosa. Aunque la ausencia de ellos tampoco
me gusto mucho.
Lo bueno era que la beta la tenia
a los nueve días post transferencia. La más corta de mi larga vida de infértil,
ya que siempre tenia que esperar 14 días para poder hacerlo como mínimo. También
decir que en el resto de los tratamientos mi regla siempre ha sido muy puntual
(será lo único bueno que tiene...) y siempre me ha bajado la regla a 10 días
post transfer.
6 días post transferencia fui a
ponerme las estupendas y maravillosas pastillas de progesterona (modo ironía ON)
y vi una pequeña mancha en el salva slip.
De repente todos los miedos
volvieron. Las piernas me temblaban, no sabia si era una mancha, la propia
progesterona o volvía a manchar como en el bioquímico. No quería ni que fuera implantación.
No quería ni una mancha. Todos los miedos volvieron... vaya disgusto me lleve
ese día. Si os digo la verdad, lo daba todo por perdido. Fue un gran palo.
No volví a manchar, y eso me
animo un poco. Tenia muchos gases ( gracias amiga progesterona), pero no síntomas
de regla ni nada, así que respire hondo y espere que solo fuera un susto. A día
de hoy no se si seria implantación o mi imaginación, pero vaya susto me lleve.
La beta era pronto, para eso de
las 9.30. Al ser agosto no había mucha gente y entre rápido. El corazón me iba
a mil. Pensé que se me saldría por la boca... cuando ya me sacaron la sangre conseguí
relajarme un poco, como cuando ya has decidido algo y no hay vuelta atrás.
Solo esperaba que no tardaran
mucho en llamarme.
Cogimos el coche nos fuimos
desayunar (Don Gato desayuno, yo no podía ni beber...) y cuando nos montamos en
el coche sonó el teléfono. No había pasado ni una hora... Que nervios...
Y entonces o dijo:
-Enhorabuena, estas embarazada.
Tu beta es de 186. Es un buen valor, por lo cual no repetimos. Nos vemos en la
eco.
No me lo podía creer...
¿Realmente había oído bien? ¿Realmente estaba embarazada? ¿podría salir bien?
Esta vez tenia que ser la nuestra. Si era un embrión tan bueno se tendría que
quedar conmigo nueve meses. Había mejorado mucho la calidad, y se suponía que
eso era lo que fallaba, ¿no? Esta vez tenia que ser la nuestra...
Pero quien ha vivido este camino
sabe a la perfección el miedo que nos vienen con la beta positiva.
El embarazo de una mujer fértil
comienza cuando en un test lee que esta embarazada, pero en nuestro caso es
mucho antes. Este embarazo empezó en abril, con todas las pastillas, la posterior
punción, la espera...
Alguien que no ha pasado por un
tratamiento o una perdida no ha experimentado los sentimientos encontrados al
saber ese positivo: lo primero la felicidad por que ese quedo contigo, pero
luego el miedo a que no dure.
Y así estaba yo : la mar de
contenta por mi positivo, pero siempre intentado poner los pies en el suelo.
Nunca sabes que pasara en la siguiente prueba.
Pero que difícil es tener los
pies en el suelo cuando llevas tanto esperando. Haces tus planes, calculas
fechas, vacaciones y bajas... mientras te repites: bueno, siempre que salga
bien...
Así que hay tenia a mi vikingo
conmigo, y eso solo ya me hacia feliz.
Ayyy mi Ratita!! No he podido controlar unas amargas lágrimas por ti, por vosotros...
ResponderEliminarEres una campeona que toma sabias decisiones, ya queda menos de este camino, un abrazo cielo