Seguía en la unidad de reproducción
de mi ciudad por la SS. Hasta el momento habíamos hecho 5 IA's completas, una
FIV y trasferencia de embrión (número uno campeón). Todas fallidas.
En diciembre del 2014, cuando me
encontraba en plena 6 IA cancelda por hiperestimulación, me llamaron del mismo
hospital para decirme que me correspondía ya pasar a FIV. Habían pasado los 10
meses de lista de espera.
Cuando se lo comuniqué a la Dra.
Ogro decidió que seguía con ella. He de puntualizar que ella es experta en IA's
y todavía no se el motivo por el que decidió no derivarme a la otra unidad (con
otro médico) y me dejo con ella. Yo ya había aprendido a convivir con ella, me
arreglaba mejor (aunque me daba miedo muchas veces) y pensé que al conocerse mi
expediente, tendría más suerte.
No hicimos ninguna prueba más.
¿Para qué? Seguiremos con el método infalible de ensayo y error, aunque las
oportunidades se vayan agotando...
Me receto Decapeptyl durante
varios meses. Decir, que durante todo el tratamiento, hasta ahora, han sido los
peores meses emocionalmente. No poder hacer nada, solo esperar tanto tiempo, y
los efectos secundarios de medicamento fueron matadores. Casi no dormía, estaba
muy triste y nada me animaba. Los embarazos ajenos me afectaban más que nunca,
todo era triste. ¡Y la navidad en medio! Época más triste cuando estas
deprimida no hay... fue el primer año en el que no tenia ni ganas de pensar que
seria el ultimo sin estar embarazada, después de tantos años pensando que seria
el último, hay seguía en el mismo punto. Ni para atrás ni para adelante.
Pero por fin pudimos empezar con
la medicación, misma pauta que hasta ahora: Gonal, Cetrotide y Luveris.
Me hicieron la punción un martes
y programaron la transferencia para el jueves. Así que, esta vez me dije que haría
las cosas bien y no fui a trabajar en toda la semana. Además, el lunes y el
martes, tras la transferencia, tenia festivo por carnavales, más tiempo para
hacer reposo.
La punción ese día fue en un
corriendo como se dice. Se ve que el médico tenia prisa, ya que todavía no me había
sedado ¡y ya estaba pinchándome!. En mi hospital la sedición es parcial, es
decir, que no te duermen. Es como una pequeña borracherilla, pero si estas bien
atenta te enteras de todo lo que sucede alrededor. A mi no me disgusta este
método, ya que soy tan controladora, me gusta saberlo todo. Pues bien, la medicación
me hizo efecto en la habitación ya... Vaya risas nos echamos en la habitación
Don gato y yo. Remarcar que en ningún momento sentí dolor ni nada, solo sentía
mi corazón latir a mil por hora y estar muy centrada en el numero de ovocitos
que sacaba.
Al final contó 22. Yo no estaba
muy contenta, ya que para esa época ya había hecho mis averiguaciones, y
empezaba a sospechar que sacar tantos no era bueno. Necesitaba sacar menos,
pero mejores.
En mi hospital no te llaman ni
nada para darte numero de embriones. El día de la transferencia, con todos tus
nervios, te lo dicen en un corriendo.
22 habían fecundado la mitad con
ICSI y la otra mitad con FIV. Consiguieron 7 y 4 embriones respectivamente. Por
lo cual queda claro que mi técnica es el ICSI.
Me transfirieron 2 de calidad A.
El resto no recuerdo exactamente como serian, pero alguno más A, unos B y algún
C.
Y hay me fui para mi casa tan
contenta con mis bichitos. Ya he comentado que estuve unos días en casa de
tranqui, para empezar bien la beta. Era la reinona de la casa.
Pero exactamente igual que la
primera FIV a 10 días de la transferencia, ¡sorpresa! Apareció mi gran amiga la
indeseable. Yo ya me lo temía. Esta vez me toco a mi ser la fuerte, ya que el
que no se lo esperaba fue mi querido Don Gato. Fue un duro golpe.
Esperamos hasta el día de la beta
para así poder hablar con la doctora y decidir cual seria nuestro siguiente
paso. Cual fue mi sorpresa cuando amablemente me dijeron que no. No había
consulta el día de la beta. Ya me sabia el resultado ( me había bajado la
regla) y si quería hablar con la doctora tenia que pedir otra cita para otro día.
¿Cuándo? Ni idea.
Al de unas horas me llamaron para
darme el resultado de la beta. Negativa. Era la enfermera. Ni siquiera me llamo
la doctora. Me dijo de paso que no había quedado ninguno para congelar ( ¡de 9!
) y que me volvía a apuntar a la lista de un año de FIV, para la que es mi
última oportunidad en la sanidad pública. A ver si ya estaba más tranquila. Me
falto tiempo para mandarle educadamente a la mierda.
No entendía nada y nadie me dio
ningún tipo de explicación. Había tantos embriones y ¿ninguno llego a blasto?
¿por qué? ¿Cuál era el problema?
Pero en todo este proceso hay que
saber levantarse. Al de una hora de la llamada de la enfermera ya tenia cita en
una clínica privada para la semana siguiente. No pensaba quedarme con los
brazos cruzados por mucho tiempo.
Llame al hospital y pedí mi
expediente completo.
Y con una carpeta más gorda que
cuando estudiaba, me fui en busca de repuestas.