Cuando salí de la ecografía, todo
parecía un mal sueño. Apreté fuerte los ojos para volver atrás, pero no sirvió
de nada. Nos tocaba volver a perder. Y con ello volver a levantarse.
Primero había que cerrar ese
capítulo. Para ello teníamos que pasar por un aborto.
Hay dos formas de provocar un
aborto; a través de pastillas o un el legrado. Yo claramente me decantaba por
esa. Las razones son sencillas: con las pastillas tienes que expulsarlo,
sangrar... Como una gran regla. En el anterior aborto siendo bioquímico fue
así, mucha sangre, dolor y sobre todo lagrimas. Cada vez que ves esa sangre
parece que es una parte de esa personita que no pudo ser. Además siempre queda
el que no termines de expulsarlo y tengas que pasar igual por un legrado.
Como ya comente en mi anterior
entrada, mi madre trabaja en el hospital de mi cuidad, justo en la especialidad
de ginecología. Por lo cual en cuanto supe la noticia le llame a ella para
gestionarlo todo.
En cuanto llegamos nos estaba
esperando ya en la puerta. Ya había hablado con todo el mundo: la gine, el
anestesista, las enfermeras...
Nunca he desayunado, no me gusta.
Necesito tiempo para hacer hambre. Pero en el embarazo me había propuesto
hacerlo a diario. Y ese día fue una faena que me tomara un zumo de naranja...
Al entrar en quirófano debes tener el estómago vacío por la anestesia. Así que
tocaba esperar...
Me volvieron a hacer una eco.
Sabia el resultado, pero como que necesitaba cerciorarlo, comprobar que
realmente se había parado. Y claro, el resultado no cambio.
Como teníamos que esperar, me
empezaron poniendo unas pastillas para dilatar el útero. Algo incomodas, pero
no dolorosas. Aunque si que me comentaron que podían doler.
Y ahí estaba yo, en la cama de un
hospital esperando que me quitaran mi pequeño vikingo.
Pero no fue una experiencia
traumática. Estaba todo el rato rodeada de gente. Don Gato estaba siempre a mi
vera. Mi madre súper pendiente de todo, sin que me tuviera que preocupar por
nada, y el equipo médico siempre con una bonita sonrisa. Por lo cual no era
donde quería estar, claro, pero era la mejor manera de pasarlo.
Odio entrar en quirófano, me dan
miedo. La anestesia, el no poder controlar nada... En ese momento solo pensaba
en eso. Que miedo!
Cuando por fin digerí el maldito
zumo, estaba preparada para entrar en el infierno quirófano. Y allí iba
yo, en la camilla para terminar con un sueño que duró menos de lo esperado,
pero que me dio más alegrías que ninguna.
Lo mejor de que tu madre trabaje
en ginecología no es que ella se encargue de todos los papeles, o que organice
todo. Es que entre contigo al quirófano. Entrar de la mano de tu madre en un
situación así no tiene precio. Yo estaba como un flan, claro, pero tenerla allí
hablándome y riéndonos, relaja.
Me pusieron la vía y lo que mide
el pulso, y yo estaba a tope. El anestesista me dijo que me iba a dar algo para
los nervios y fue maravilloso. De golpe todos los males desaparecieron. Estaba
conciente, pero tranquilísima. Me pregunto una ciudad a la que viajaría y dije
New York. Me encanta esa ciudad. Me encantaría volver. Y así de golpe, me quede
grogui.
Cuando me despertaron me
preguntaron por la cuidad, y efectos de la anestesia le dije New York, si, pero
desvariaba de las cosas que ver y tal y mi madre y las de alrededor se partían
de risa. Debí de ser muy graciosa...
Ya solo quedaba esperar a que se
me pasara la anestesia, comer algo y para casa. Una de las primeras cosas que
hay que hacer después de una operación es mear. Menos mal que soy tan meona que
en eso no tardo nada.
Después me trajeron la comida.
Como ya estaban fuera del horario de comidas dijo que me traería un poco lo
encontrara. Fueron unas vainas, unas galletas María, un yogur y pan. Lo que mas
me apetecía. Me supo riquísimo.
Después un rato mas y nos
mandaron a casa. Era viernes, así que tenia hasta el lunes para recuperarme. No
estaba mal, algún dolor y molestia de vez en cuando, pero nada que un
ibuprofeno no quitara sin problemas.
Y así se acabo el breve pero fantástico
sueño de mi pequeño Vikingo. No pudo ser, pero siempre le recordare con mucho
cariño, fue una parte de nosotros durante un tiempo que fue largo, pero corto a
su vez.
Nunca le dije adiós, solo; hasta
luego.
Ains imposible no leerte y recordar aquella alegría ;(
ResponderEliminarY como tu dices, ya que tuvisteis que pasarlo pues me alegro de que fuese de la mejor manera posible y acompañada de tu mamá también.
Un beso cielo
La verdad es que tranquiliza mucho ir de la mano cuando lo estas pasando mal. Pero bueno, hay que recomponerse y continuar!
EliminarSHOW MUST GO ON! :)
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarQue dolor tan grande,siemto que tuvieras que pasar por esto, sin duda que este tu madre brindandote su amor y contencion fue de gran ayuda, espero que pronto puedas lograr cumplir tu sueño, un beso
ResponderEliminarGracias. La verdad es que no te imaginas que después de todo el sufrimiento tu sueño va a acabar así, pero hay que recomponerse y seguir! Esto no ha acabado ;)
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